A propósito del paro agrario que tan justa y valientemente han decido empezar nuestros campesinos y aprovechando la oportunidad que esta noche tengo de escribir, voy a compartir mi opinión acerca de la forma en la que desde mi perspectiva se ha vivido este paro.
De entrada quisiera reiterar que no estoy muy enterada acerca de la vida política del país, que apenas sé lo que una persona común sabe del tema, así que espero dispensen cualquier comentario idiota que pueda hacer desde mi ignorancia; Ayer jueves 22 de agosto de 2013 lloré de impotencia y rabia al enterarme de lo que estaba pasando en Boyacá, escuchar las explosiones, oír los gritos, algunos pidiendo ayuda otros tratando de hijueputas a quienes estaban golpeando gente en la calle, ver como frente a mi casa le pegaban a un joven de unos 23 años porque estaba cargando medio costal con papas (supe que eran papas porque en medio de la golpiza el costal se cayó al suelo y pude ver su contenido) me hizo pensar que lo único que faltaba para sentirme como el protagonista de “Voces Inocentes” era que alguien cantara “Techos de Cartón” de Alí Primera, escena desgarradora que me hizo querer salir a defender al pobre hombre que entre sollozos le suplicaba a los más de 6 personajes que con sevicia y entre risas lo trataban de terrorista, guerrillero y perro, que no le pegaran más, pero no salí, no porque me faltaran ganas o voluntad sino porque a todas luces yo sola no iba a poder con todos, por eso lloré, lloré y oré porque era lo único que en ese momento podía hacer por él.
Les cuento esta historia primero para dar fe de los excesos de la fuerza pública con la comunidad y segundo para invitarlos a todos ustedes a que participen activamente en el Paro Nacional, la revolución y la voz de Protesta no se sienta solo desde las redes sociales, si bien es cierto que hay que informar porque las cadenas nacionales distorsionan y muestran las noticias que les da la gana y desde el enfoque que les da la gana y es necesario contar la verdad, también es cierto que el paro no es en Facebook, el paro no es en Twitter, el paro no es indignarse y escribir que les duele la situación, el paro es salir a la calle, el paro es unirse a las marchas, el paro es donar sangre, comida, mantas, medicinas o contribuir con lo que usted pueda y tenga a bien dar. Me es absolutamente conmovedor ver como la gente sale con sus ruanas y sus azadones a protestar contra la irresponsabilidad e incapacidad de gobierno de nuestros dirigentes y me es casi igual de conmovedor ver como el vecino, el profe, el señor de la tienda o la señora de los tintos salen a las calles a gritar arengas, a leer pliegos de peticiones y a acompañar a los estudiantes y campesinos en la protesta porque el pueblo por fin está tomando conciencia de la situación en la que está.
Es tarde para reprocharnos lo mal que votamos en las elecciones pasadas pero estamos a tiempo de cambiar lo que nos disgusta, participemos todos, no solo porque la unión hace la fuerza sino porque las decisiones que se tomen y las acciones que se lleven a cabo nos van a joder o a beneficiar a todos, aprendamos de esta terrible situación y no cambiemos más votos por rellenas, apoyemos a los campesinos y agricultores que muy probablemente son nuestros padres o abuelos, denunciemos los excesos de la fuerza pública e involucrémonos activamente porque como dice la canción que cité en el segundo párrafo de este post “Usted no lo va a creer pero hay escuelas de perros y les dan educación pa' que no muerdan los diarios pero el patrón, hace años, muchos años que está mordiendo al obrero”.
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