lunes, 4 de febrero de 2013

Presente, querido profesor.


Esta vez, una estudiante bastante común (yo) va a escribir acerca de esos seres que para los alumnos en su mayoría son algo así como enemigos naturales… los profesores.

Un buen profesor en mi humilde manera de pensar es aquel que hace que sus estudiantes APRENDAN, parece obvio que es eso lo que es un buen profesor porque enseñar es el deber de toda persona que se haga llamar docente, pero el 99.9% de los profesores que me han dictado clase (haciendo salvedad de mi profe de humanidades en el colegio) no me han enseñado nada, es decir, me han obligado a recordar cosas y a ponerlas en una hoja (cosas que dicho sea de paso se me olvidan después de ponerlas en esa hoja), pero eso está bastante lejos de lo que yo considero que es aprender; A nadie en el mundo por más tonto que sea le disgusta aprender, la curiosidad es algo innato en los seres humanos y la tarea de un profesor es despertarla en el área que busca enseñar.

No hay nada más aburridor que tener clase con alguien que sepa que es el putas en lo que dicta y que se lo crea enterito, el típico profe que sabe que en su materia se las sabe todas y que cree que eso lo hace más que sus alumnos, por tanto, les jode la vida hasta que alguna buena persona tiene sexo con él, cosa que no ocurre nunca porque o son inmundos o huelen feo o … tienen una esposa con cara de estreñida (de esas viejas que uno se imagina que lo más sexy que hacen es mercado), esos profesores son tan excesivamente desagradables que cuando uno va a clase es porque le toca, porque un plus de esta gente es que solo admiten faltas en caso de muerte, adicionalmente no se les puede hablar de nada porque ellos son Dios y como son Dios no necesitan que un estudiante común y simplón les diga nada respecto a su clase.

Están por otro lado los profesores que creen que su clase es importantísima y que es OBLIGACIÓN de los estudiantes mirar el tablero con cara de que están entendiendo, aunque estén pensando en lo mal que baila Álvaro Uribe... porque si no lo hacen viene la dulce, dulce venganza… con la nota; si bien es cierto que para un profesor no debe haber nada peor que un estudiante que muestre con descaro absoluto su falta de interés por la clase, también es cierto que antes de pararse en la cabeza y desquitarse con el estudiante debería pensar por qué no le está prestando atención. Al decir esto no estoy justificando de ninguna forma a las personas que se ríen y joden y hablan y creen que están en recreo cuando están en clase, porque así como el deber del profesor es captar la atención de los estudiantes, el deber de los estudiantes es tratar de prestar atención o al menos dejar que los que quieren presten atención … pero no sean tan ilusos, los profesores que creen que castigando con notas van a lograr que sus alumnos se interesen en su clase son equivalentes a las mujeres que creen que con un hijo se amarra un tipo o sea UNAS MULAS.

Hay otros que no son ni tan detestables como los primeros ni tan ridículos como los segundos; Llegan, saludan, dan su clase, se despiden, se van. De esos no opino porque son para mí lo mismo que sus estudiantes para ellos, nada.

Pero bueno, no todo está tan mal, también hay profesores que son profesores en todo el sentido de la palabra, que educan y le tienen a uno toda la paciencia del mundo, que siempre están dispuestos a ayudar y con los que se puede hablar, a los que se les puede pedir una opinión sobre cualquier tema y saben … pero sobre todo que dan la confianza para preguntar, para opinar, que enseñan a dudar y que entienden que no a todo el mundo le interesa el contenido programático de su materia y lo aceptan y lo respetan, pero que aun así no dejan que ninguno de sus alumnos se vaya de clase sin haber aprendido algo (cualquier cosa), yo sé que sí se puede hacer eso porque yo tuve un profe así, y tal vez no logró que todo el mundo leyera La Celestina pero con base en ese libro nos hizo reflexionar a todos sobre los “firmes” principios que creíamos tener (por poner un ejemplo) …. él siempre decía “cuando voy al doctor y salgo igual que entré, considero que él es un pésimo doctor … si dejo que alguien entre a mi clase y salga igual que entró, también consideraría que soy un pésimo profesor ”.

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